Maracay, La Victoria, Villa de Cura y Camatagua fueron –en días de demencia caudillista- enclaves capitales de Aragua. El General Joaquín Crespo fue uno de esos jefes que dejó algunas obras que hicieron de aquella pequeña comarca referencia para los estados más depauperados
Varias han sido l
as mudanzas de la capital de Aragua. Agitada en medio de las ambiciones de caudillos y embozalados de tiempos idos, Aragua –territorio estratégico del país por su fuerza castrense- ha pasado por todas estas pruebas que han alterado su madurez y avance en materia política. No es extraño entonces que Maracay, alejada de alguna tradición de la tierra, sea un enclave de referencia en el que prima una memoria atrofiada. Aragua, más Maracay, devela la fragilidad de su presencia frente a otros estados donde se conserva el patrimonio material y humano. Es decir, Maracay ha sido abrevadero de mucha gente que ha trepado y ha dejado poco. Desde los días de Juan Vicente Gómez hasta los días que nos encuentran vivos, la Ciudad Jardín no ha logrado superar ese carácter rural que la catapultó en la voz del viejo dictador de La Mulera.
as mudanzas de la capital de Aragua. Agitada en medio de las ambiciones de caudillos y embozalados de tiempos idos, Aragua –territorio estratégico del país por su fuerza castrense- ha pasado por todas estas pruebas que han alterado su madurez y avance en materia política. No es extraño entonces que Maracay, alejada de alguna tradición de la tierra, sea un enclave de referencia en el que prima una memoria atrofiada. Aragua, más Maracay, devela la fragilidad de su presencia frente a otros estados donde se conserva el patrimonio material y humano. Es decir, Maracay ha sido abrevadero de mucha gente que ha trepado y ha dejado poco. Desde los días de Juan Vicente Gómez hasta los días que nos encuentran vivos, la Ciudad Jardín no ha logrado superar ese carácter rural que la catapultó en la voz del viejo dictador de La Mulera.